JAZZ DE BARRIO PROLETARIO


     Escucha, Morlito, hoy que es el Día Internacional del Jazz, que ya andas por el barrio soplándoles tus pesadillas a los castaños de Indias y a las bárbaras catalpas, como un rimbaud mulato en llama de amor viva...


    Morlito, escucha las melodías de tu gente, por qué los naufragios y catástrofes que acontecen en tu barrio proletario, por qué los lamentos de la frutera y el mecánico del taller y el licenciado en Químicas que hasta ayer mismo trabajaba en esa gasolinera... 

    Ahí los tienes, Morlito, con los ojos llenos de mayo, hablando de horizontes barrosos a la ventana del bar del Anarquista –la noche del 25 ahí estuvimos recitando poemas de Pereira y de Li Po, charlando de las tormentas y cenizas que vendrán, cada cual teorizando por su lado, con el encanto inconfundible del inmediatismo, cada cual solfeando su pobre partitura en clave de solfa municipal... y para qué hablar del perfil estético-ideológico de los candidatos a la Alcaldía...


    Mira al gran cielo del jazz, Morlito, que mañana es el Día del Trabajo, y tal vez los mineros de esta tierra incendien una vez más las traviesas de la desesperación, pero los cánticos que hasta no hace mucho tiempo se entonaban ese día, aquellos árboles/trompetas al sol que enarbolábamos, compañeros, aquel jazz-rap de la revolución vestida de geranios, Morlito, quién sabe cuántos años-jazz tardaremos en volver a oír aquellos cantos...


    Hoy canta el jazz de la calle en sombra como una calandria clandestina, Morlito, la flor mística del agit-prop se ha ido ajando con las desideologías de tu país, ahora caen pentagramas metálicos como de muertos combatiendo contra la anestesia/amnesia del mundo occidental, y para qué hablar del perfil estético de los candidatos a la Alcaldía de tu ciudad...


    Así que en este día internacional del jazz escucha, Morlito, los temblores de tu barrio proletario, las esperanzas que le trepidan como el sur, esa mujer que se cuelga del balcón todas las noches cuando pasa el tren, ese viejo con alma de cebada que no cesa de quejarse de la cantidad de árboles gays que adornan nuestro barrio, los gladiolos que esos hijoputas le roban cada tarde a la señora Noelia...


   Mira, Morlito, al gran suelo del jazz donde bailan los soñadores de tu barrio proletario, mira cómo reman ya sobre la piel de mayo electoral, Morlito, rimbaud mulato en carnes de amor crudas, escucha el jazz que se alza como una hostia en el crepúsculo, es también tu música, la lírica social de nuestro barrio proletario...


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