Es a esa hora
terrible del anochecer cuando empiezo a verlo todo envuelto en signos de
interrogación. Y me asaltan entonces preguntas verdaderas y absurdas, preguntas
blancas y locas como avestruces, preguntas como balas que acaban dejándome el
alma en estado de sitio. ¿También a vosotros os pasa con frecuencia? ¿Y por qué
no seguís entonces confiando en el psiquiatra? ¿O es que ya no amáis con la
misma intensidad la ciudad o pueblo que os parió?
Yo ya no
pienso con la misma furia que antes. ¿Dónde están los nuevos filósofos que deberían
hacernos pensar más ferozmente contra las alambradas del político mentir
nacional? Bienaventurados los que nunca se hacen preguntas filosóficas o
escatológicas. ¿Cómo se encuentra hoy tu pensamiento zurdo? Si se sitúa en el
límite, tal vez te diga que mañana podrían ponernos una mordaza en los labios y
transformar nuestro país en un pobre cementerio rural. ¿No notas ya en tu
barrio, en tu ciudad, en tu república, la declinación del coeficiente de protesta y rebeldía?
¿O
acaso perdiste la lluvia que te ataba a la esquina de la juventud? A lo mejor
te has convertido ya en ese burócrata atmosfericocéfalo daliniano que desempeña
su oficio ordeñando arpas craneales.
Nos vamos domesticando a la sombra de los
mercados mundiales de la sexidumbre, mi amor. ¿Y qué estás haciendo tú
entonces para erradicar las pobrezas de este puto infierno? ¿Crees que con esos
discursos radicalistas y postrevolucionarios que arrojas sobre la multitud
digital estás desflorando el himen/pensamiento de la nueva burguesía socialista
y reaccionaria? ¿Y si tus oraciones no fueran otra cosa que deslumbrantes
esqueletos a flor de tumba?
Damos
vueltas alrededor del mundo viejo, pobrecitos, como si no tuviéramos cojones
para enfrentarnos a este mundo nuevo lleno de nubes sacroeconómicas, de zorros arribistas
y rijosos rinocerontes mesiánicos. ¿Y por qué no te preguntas por los índices
de tu crecimiento cultural? ¿Has leído las últimas tesis de los sociólogos
alemanes y franceses sobre las contradicciones de las sociedades electrónicas? ¿O
más bien has dedicado tus ocios calientes a disparar contra el erotismo eclesiástico
y españolista de María Dolores de Cospedal?
¿Así
que caminas por la calle, ves brotar del suelo un mirlo/crisantemo y ni
siquiera te dignas saludarlo? ¿Adónde ha llegado tu incuria estética y
sentimental? Sin embargo te entusiasmas cuando oyes hablar de los muertos en la Guerra Civil , de las fosas
comunes y toda aquella sangre que el pasado nos transfirió. Bueno, si prefieres
seguir tratando con cadáveres, ¿por qué no te preguntas al alba por los nuevos
nichos que se han abierto en el cementerio municipal? ¿Pero por qué tiemblan
tus huevos ahora que presientes la trepidación del porvenir?
Actual, fuerte, horada creencias que impiden habitar la realidad que nos toca y golpea en estos tiempos.
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