En ese lago hay mucha poesía. Y el resplandor del sol me llamó la otra tarde a visitarlo.
¿Recordáis la leyenda de ‘El lago de Carucedo’ que nos contó Enrique Gil? “Hacia los confines del fértil y frondoso Bierzo, siguiendo el curso del limpio y dorado Sil...” ¿Y el rostro de Beatriz moribunda paseando en barquilla sobre su superficie fantástica?
Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido, decía Elias Canetti. ¿Qué estaba ocultándose ahí? Como una región lejana, como una región inexplorada se me ofrecía esa tarde el lago: en pleno invierno os diré que es como un jardín cubierto de nieve. Los graznidos de las garcetas no se oían. ¿Dónde estaban regocijándose las oropéndolas? Y recordé entonces que el lago de Carucedo es el único humedal del Bierzo donde aún se puede ver al zampullín de cuello negro. ¡No apareció! En realidad no había ave alguna ni surcando las aguas ni sobrevolándolas. ¿Y con qué clase de semántica podría yo describiros aquel silencio de nieve? A cinco centímetros por segundo descendían los pétalos de la quietud. ¿Qué decía la corteza plateada de los árboles desnudos, aletargados? ¿Eran abedules? La orilla arenosa del lado oeste conservaba todavía restos de alegorías románticas. ¡Y luego la oración del agua! Como si su rumor de siglos hubiera borrado del cielo toda mancha desapacible. Todo invitaba a pensamientos inquietantes. Esa geografía en calma ¿qué fruto estaba germinando?
La crisis no se ha llevado aún el lago.
Sentarse y ante su luz entornar los ojos y sentir cómo temblaba la tierra. Y el sueño de las colinas que lo abrazaban desde el norte. ¿Quién conoce el origen del lago? No es un lago del más allá. Vivimos en el ritual de las leyes económicas sin preocuparnos por nuestro pasado mitológico. ¿Por qué no mirar de vez en cuando hacia atrás? La ecología ha nacido en los lagos del romanticismo.
Me pareció oír la voz del poeta: “Entonces fue cuando un extraño espectáculo atrajo las miradas de todos los monjes, y era que un ropaje blanco y negro como sus hábitos flotaba sobre las aguas... mientras un cisne de blancura resplandeciente, alzándose del agua y posándose en la cima de las rocas de donde brotaba la inundación, cantó con una dulzura y tristeza infinitas como si a morir fuese; y después levantó el vuelo y se perdió en las nubes.”
Me parece que se celebra hoy el Día Internacional de los Humedales. ¿En qué consiste exactamente esa celebración?
Antes de irme de allí a punto estuve de entrar en la iglesia para llenar mis pulmones de sus aromas de santidad y escuchar el órgano de la Redención.
La crisis no se ha llevado aún el lago. Quería que lo supierais y por eso lo he dejado escrito aquí. En ese lago hay mucha poesía.
Los lagos siempre ocultan algo en su fondo, eso les hace inquietantes.
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