Pasaban lentas las brisas nocturnas de la bahía, y sobre el
café nos fueron dejando pedazos de tétricos paisajes cuaresmales –matando
judíos estábamos— y un fantástico
catálogo de pájaros/malaventuranzas que fuimos escuchando con unción, y que
gustosamente os traslado aquí:
Malaventurados los mineros mansos del Reino Undido de León,
porque ellos nunca llegarán a poseer nada más mineral que el agujero negro
donde caerse dignamente difuntos
Malaventurados los que se abstengan de votar en las próximas
elecciones municipales, porque tendrán que seguir arrepintiéndose de su mala
conciencia política durante cuatro años más, hay que joderse
Malaventurados
los pocos anarquistas que quedan en este bravo Noroeste, porque tal como está
el patio muy pronto podrían ser perseguidos por hijos terroristas de Satán
Malaventurados
los pescadores de los ríos trucheros de León, porque en breve serán obligados a
deponer las cañas y a silbar su pasión por las orillas como auténticos
apóstoles de Cristo
Malaventurados los jóvenes idealistas que sueñan con
regenerar las míticas aldeas de sus antepasados, los años no pasan en balde y
también a las piedras y maderas con historia acabarán llevándolas los
vientos... y los chinos de la
China comunista
Malaventurados aquellos que padecen esas últimas
enfermedades tan raras como el hambre y la sed de justicia social popular,
porque malamente serán saciados si no demuestran que están enfermos de verdad,
y eso ni echando sangre por la boca y las narices
Malaventurados los poetas que a diario deliran por las
calles del Reino Perdido de León con poemas a corazón abierto, porque la
multitud encabronada terminará tomándolos por locos y nada tan útil y bello
como un hospital psiquiátrico en nuestras hipermodernas democracias
parlamentaristas
Malaventurados los impuros de corazón que ven símbolos
fálicos y órganos sexuales en cualquier sujeto u objeto político que se mueva y
en cualquier parte –la corbata del candidato popular a la alcaldía de León es
un símbolo fálico, el concejal socialista de su pueblo es un símbolo fálico, la
torre de la iglesia que no pisan es un órgano sexual, el brazo alzado del
candidato a la alcaldía de Ponferrada de Coalición por el Bierzo es un órgano
sexual—, malaventurados, decía el pájaro, porque se pasarán la Semana Santa matando judíos y
más judíos y renegando de las santísimas procesiones de Nazarenos y Dolorosas,
y con las cogorzas monumentales que arrastrarán claro está que no verán ni al
mismísimo Diablo... Bienaventurados entonces aquellos que lloren porque crean
que los sucios de corazón cometen sus desmadres solamente por joder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario