Y si ahora te dispones a tomar tu café del mediodía y dejas caer tus ojos sobre
estas líneas, tal vez te parezca una frivolidad que hablemos un poco sobre las
cerezas.
¿O prefieres que hiera tu sensibilidad de ciudadano comprometido hablando
de la desolación de los mineros? ¿O prefieres que amplíe el campo de tu evasión
revelándote los oropeles de esa gala de la futilidad que se celebrará este fin
de semana en la capital del Sil? ¿Y si todo eso --el glamour de los ‘Micrófonos
de Oro’ y la angustia del carbón-- tuviera muy pronto su mármol y su día?
También
podríamos leer juntos ese cuento del ministro de Educación... Regresa el
ministro a casa después de un día ajetreado en el despacho, se arrellana en el
sofá e intenta no pensar en nada. La huelga de estudiantes y de profesores no
ha sido nada. La sala se le va oscureciendo y todo lo que le rodea --las paredes,
los camaradas del partido, el país al otro lado del ventanal-- se va desvaneciendo,
quedando en nada. Y en el éxtasis de su lasitud exclama: “¡Qué bien se está en
la nada!”
Pero
las cerezas... Las cerezas, ‘atajo entre el deseo de los ojos y la sensualidad
de los labios’, dijo el poeta árabe. Las cerezas estallando al mediodía, esa
fruta emocional del fin de nuestra primavera, el fruto agradecido de ese
lenguaje pastoral que aún nos une y perpetúa. ¿Qué canción continúan derramando
sobre nuestro pobre suelo? Las cerezas, redondas, brillantes, ‘engañosas gotas
de sangre’, que imaginó Cunqueiro en su Viaje de las cerezas.
Hay un
sentimiento ahí prendido de esos árboles... No tengo palabras para
describírtelo, pero te aseguro que no estás solo, aunque estés sentado en tu
café y con tu periódico a solas. Recuerda que las cerezas se aparecen en la
cesta enredadas unas con otras, y que se degustan con más sabor de dos en dos. A
veces tirando de una cereza vienen veinte o ciento. Y te digo lo que decía el
juglar de Mondoñedo, que las comía con pan metiendo tres o cuatro a un tiempo
en la boca: parece que sólo en compañía la cereza y el hombre se ponen en
orden, en vanguardia, en resurrección.
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