Octubre ha entrado en el Café con aires de juglar lunático y sobre sus hombros el relumbre de una puesta de sol. Nos ha sorprendido discutiendo acaloradamente sobre los desgraciados hijos de perra que se divierten incendiando los montes y esas terribles ‘princesas’ populares que amenazan con reventar de una vez nuestras debilitadas economías...
-¡A los pirómanos les quemaba yo los huevos!- ha gritado uno de nosotros.
¿Y a las princesas? ¿Qué les harías a las princesas? ¿Qué les haríais a la princesa del Manzanares y a la princesa de La Mancha ?
Y entonces Octubre se nos ha quedado mirando con sus ojos de humo y bosque... Su cara en esos instantes parecía uno de esos rostros hechos con cenizas humanas del pintor checo Roman Týc. Y le hemos invitado a sentarse a nuestra mesa.
-Algo tremendo se está preparando- nos ha dicho en su áspera lengua de luces y sombras- Algo tremendo y terrible se está preparando.
Nos cuesta trabajo entrar en la atmósfera inquietante que va derramando con sus manos de leñador transido. ¿O son dedos de poeta visionario? De pronto, una detonación. No, no ha pasado nada. Algún cazador al otro lado de las vías del tren. Por el ventanal del Café vemos pasar entonces dos albañiles que llevan una escalera como Cristo debió de llevar su cruz por el calvario.
-¡Habrá una insurrección general aquí... en toda Europa... en todo el mundo!
¡Octubre proclamando no el fulgor de los castaños, no el descendimiento del vino desde las rojas colinas, no la belleza destellante del opulento resplandor otoñal, sino la desobediencia civil, la insurrección de todos los rebeldes e indignados del mundo contra la cruel obscenidad del sistema político y financiero que estamos padeciendo...! ¡Octubre con signos de cólera y revolución en su frente crepuscular, reencarnación del pensamiento social decente, resurrección de la conciencia estética y moral contra la abominable dictadura de la degeneración capitalista...!
Octubre antes no era así. Así que nos hemos mirado extrañados, con esa mueca de escepticismo que pone en la boca quien ha escuchado ya todos los discursos... No hay estación tan literaria como el otoño. Es posible que se haya vuelto loco de literatura. Y sin embargo lo que ha dicho...
¿Y qué haría Octubre con esas princesas hermosas y populares que amenazan con caparnos los placeres de vivir en un ‘estado de bienestar’? ¿Qué haría Octubre con la gallarda princesa del Manzanares y la puritanísima princesa dela Mancha ?
¿Y qué haría Octubre con esas princesas hermosas y populares que amenazan con caparnos los placeres de vivir en un ‘estado de bienestar’? ¿Qué haría Octubre con la gallarda princesa del Manzanares y la puritanísima princesa de
-Pronto se les terminará el tiempo a esas princesas, a todas las princesas.
Y Octubre se ha ido del Café tarareando su canción republicana, se ha calado su sombrero de hojas brillantes de octubre, y se ha puesto a caminar como un peregrino que caminara hacia el ocaso.
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