Hoy escribo
feo, no me gustan los mensajes del tuiter, no al cierre de camas en los
hospitales, no me reprochéis mi cándido humor negro, me aterra la tuiterización
del pensamiento, quién ha dicho que los chistes étnicos y los chocolates no son
buenos para el corazón
No me
gustan los sentimientos que salen en el tuiter, entre Pedro Sánchez y Rajoy me
quedo, y lo digo con todo respeto, me quedo con los Simpson, para llegar al
país que hoy sufrimos no hicimos la Retransición , cada día más jóvenes que sienten
vergüenza de haber nacido en su país
Me aterra
la tuiterización de las ideologías, qué desgracia tuiterizar la sabiduría y el
ingenio, escribir en el tuiter que todo aquello que no es lírica es deficiencia
mental, qué barbaridad la pauperización progresiva de mis barrios, la
pauperización de las palabras y de los silencios, no al cierre de camas en los
hospitales
Me acusarán
de escribir en plan gamberro pero me aterra la tuiterización de nuestros
cerebros, berros berros, me dan miedo el simplismo antropológico de los
concejales de cultura, la falta de argumentos lógicos en las disputas
ecológicas, la sexualización de las ideas filosóficas, a tomar por culo Pierre
Bourdieu y su teoría de los campos sociales, a tomar vientos Jürgen Habermas y
demás sociólogos de la acción comunicativa
Alzo los
ojos al tuiter y no puedo reprimir el sentimiento de una degeneración mental
progresiva... Cristo, Trotsky, Lorca, Hemingway, morirían hoy en los campos de ferralla
del tuiter, serían enterrados en las fosas sépticas del tuiter, me aterra el
porvenir hipertrofiado del pensamiento digital, cada vez más ideas suicidándose
en la superficie de las redes, redes sociales, redes antisociales, sí, como a
animales acuáticos nos han ido pescando
¡No a la
tuiterización del pensamiento! Lo digo a cuatro días del aterrizaje del verano,
no matéis las primeras mariposas del verano con las redes del tuiter, resucitadlas
con el humor negro de los grillos, no al cierre de camas en los hospitales
Amables
lectores, nada más antituiterino que describir la psicología de una nube sobre
la catedral, demostrar que la existencia de los pámpanos es un prodigio
nocturno ontológico, argumentar sobre la melancolía de los unicornios al borde
del mar, allá cada cual con su imaginación, pero no me gustan las jaulas del tuiter
y demás redes antisociales, redes-nichos, los cementerios pronto estarán llenos de
abecedarios frustrados, el que tenga oídos para leer que entienda bien, no he
pretendido yo atacar a la madre de nadie, dios me libre... ¡Atrapados estamos!
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